Mi experiencia con OLIA de Garnier

Como ya os he comentado en más de una ocasión, suelo teñirme el pelo todos los meses, y no tanto porque no me guste mi color de pelo natural, sino por culpa de las odiosas canas. Tampoco es que tenga muchas, pero, desde luego, más de las que me gustaría. El caso es que el tinte y yo, y más concretamente INOA de L'Oréal, que es el que llevo utilizando últimamente y al que soy muy fiel, nos hemos hecho casi inseparables desde hace unos años. Hasta tal punto, que desde que uso esta coloración, sólo me he animado a probar dos más, ILLUMINA de Wella, y el nuevo lanzamiento OLIA de Garnier.

De ILLUMINA ya os conté que es un tinte que me encanta pero al que he encontrado una pega: y es que, al menos en la zona donde vivo, no hay ninguna peluquería que lo trabaje. Así que por mucho que me guste cómo deja el pelo, no he podido repetir con él por la sencilla razón de que me supone un transtorno tener que desplazarme tan lejos.

En este sentido, no he tenido ningún problema con OLIA de Garnier, ya que es un tinte para utilizar en nuestra propia casa. Desde que salió al mercado me ha llamado mucho la atención ya que se trata de una coloración permanente que está libre de amoniaco. De hecho, salvando las distancias, me ha recordado mucho a INOA, puesto que la fórmula de OLIA también está basada en aceites de flores naturales y más concretamente aceite de camelia, de flor de la pasión, de girasol, y de limanthas alba.

Gracias a su fórmula, OLIA promete conseguir colores más intensos, brillantes, duraderos, cubrir el 100% de las canas, y todo esto sin dañar nuestro cabello, sino todo lo contrario. Además, está disponible en 21 tonos en las gamas de los rubios, rojizos, castaños, y negros.

Mi experiencia: igual que la mayoría de este tipo de tintes para usar en casa, OLIA se presenta en una caja que contiene una crema reveladora, un crema colorante, un botecito para mezclar ambos, una crema acondicionadora, guantes e instrucciones de cómo utilizar el producto. Me ha llamado la atención que los guantes son negros, lo cual le da un aire más profesional, y también la forma del envase donde se mezclan los productos. Tiene forma de gota y me ha resultado especialmente cómodo y funcional a la hora de aplicarme el tinte. Otro punto a favor de OLIA es que su olor no resulta nada desagradable. Al abrir la coloración para mezclarla, como no lleva amoniaco, se desprende una fragancia muy suave y sutil, en la que claramente predominan notas florales, aunque tampoco se distinguen muy bien cuáles son. La textura también me ha gustado mucho porque no es demasiado líquida, con lo cual no gotea, pero tampoco es demasiado densa, así que es muy fácil de extender uniformemente. También cabe destacar que durante el proceso no me ha dado ninguna reacción alérgica, ni tenido sensación de picor en el cuero cabelludo, como me ha pasado con más de un tinte. Y lo que también se agradece mucho es que el envase trae suficiente cantidad. Yo tengo el pelo largo y con uno ha sido suficiente para teñirme todo el pelo.

El resultado: Para probar el producto elegí el tono 5.0 (castaño claro), ya que, por experiencia, sé que el color final siempre resulta ser un poco más oscuro de lo que parece en el envase. En mi caso ha quedado un tono marrón medio muy bonito. Como aspecto positivo destacaría que el color obtenido es intenso y con mucho brillo. He notado el pelo suave, aunque me imagino que esto se debe más bien a la crema acondicionadora que me apliqué nada más retirarme el tinte. Por cierto, a diferencia de otros tintes, el acondicionador que trae OLIA es de 54 ml. con lo cual tenemos para varios usos. Lo único que no me ha gustado es que, al menos en mi caso, no me ha cubierto por completo las canas. Al principio sí que me parecía que había cubierto la totalidad de las canas, pero varios días más tarde, y también después de un par de lavados, todo hay que decirlo, me di cuenta que había algunas zonas donde se notaba que no me las había cubierto al 100%.

Y vosotras, chicas, ¿habéis probado OLIA de Garnier? ¿Qué os ha parecido?